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opinión

Carpe diem

Dr. Mauricio J. Rondanelli Reyes

Octubre 18, 2022

Escribo desde la experiencia de un profesional no formado en pedagogía quien, por lo demás, dejó siempre claro que en la universidad no estudiaba aquello y que, sin embargo, por esas cosas de la vida, esos pequeños, grandes misterios (que hoy se agradecen), le ha correspondido pasar los últimos treinta años de su vida profesional “enseñando” a jóvenes en la educación terciaria de nuestro país. Incrementando la paradoja, además, es hermano y marido de sendas profesoras de formación pedagógica dedicadas también, la vida entera, a la noble y aun insuficientemente reconocida labor docente en nuestro país. Este pasado domingo se conmemoró otro día más del profesor(a) en Chile y ciertamente, hubo reconocimientos, saludos y parabienes. Muchos de los y las profesionales de la pedagogía recibieron saludos de sus instituciones, colegas, familia y por supuesto, de sus estudiantes de hoy y del ayer. Yo mismo, recibí cariñosas muestras de afecto de mi entorno más cercano; sin embargo, yo no soy profesor de formación. Enfaticé tantas veces en mi primera adultez esta precaria e impulsiva demarcación, subyaciendo en ella la intención clara de que no “se me confundiera con un profe” pues yo era otro tipo de profesional, aun plenamente consciente de que yo hacía clases en la universidad. Miedos y temores a una profesión que, noble y valiente, en Chile no ha recibido el sitial que merece en el concierto de profesiones; pecado por cierto que aún gravita negativamente en el tan anhelado objetivo de ser un país que alcance el desarrollo pleno. Los años, la experiencia de éxitos y caídas en lo que era, para mí, claramente mi verdadera profesión y el amor, ese cariño entrañable y per duradero que he ido recibiendo de todos y todas mis ex “sin luz” (alumni) hoy principalmente, grandes seres humanos, cuyo saludo y abrazo sincero y fraterno se recibe como el mejor de los momentos de un día cualquiera, transformaron aquella concepción pueril y soberbia de mis primeros años como académico universitario en una declaración simple, pero con toda la profundidad del concepto, cuando me preguntan hoy por mi actividad profesional; soy profesor. Escribo como parte de aquellos y aquellas que sintiendo como yo alguna vez una postura de demarcación respecto de la pedagogía y su propia formación inicial profesional constituimos hoy en día, con orgullo, parte de esta comunidad de profesores y profesoras de Chile, en nuestro rol de profesores y profesoras universitarios(as) y recibimos con agradecimiento y humildad este reconocimiento cada 16 de octubre. Hemos aprendido a ser profesores(as), nos hemos esforzado para ello, estudiando, perfeccionándonos, sacando las mejores enseñanzas de los y las colegas de formación inicial docente que nos han acompañado en este recorrido, siendo humildes en reconocer que no lo sabemos todo y empoderados en lo que estamos llamados a construir, más allá de la formación de ingenieros, científicos, humanistas y artistas; en aquello que quizás hace el verdadero peso y marca la diferencia a la hora de enseñar, de enseñar en nuestras aulas universitarias, el formar hombres y mujeres del bien hacer, íntegros con su propia especie y con la naturaleza, éticos y felices. La felicidad la constituyen los momentos y en éste, te saludo y me saludo, estimado(a) colega docente de la educación terciaria, con el mayor de los afectos, ¡Feliz Día Profe!

Columnista(s)

Dr. Mauricio J. Rondanelli Reyes

Biólogo. Profesor Universitario U. de Concepción, Campus LA

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Dr. Mauricio J. Rondanelli Reyes

Biólogo. Profesor Universitario U. de Concepción, Campus LA

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