opinión
Dra. Carmen Claudia Acuña Zúñiga
Noviembre 21, 2023
Noviembre es un mes para hablar de la violencia de género, término referido a aquellos actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo de personas debido a su género. (ONU, 2023); tiempo importante porque el 25 de noviembre se conmemora como el día de la eliminación de toda forma de violencia hacia las mujeres (25N)
Si estamos en la calle, en el trabajo, en la escuela, en casa, en una sociedad libre o en un país en vías de desarrollo, ser mujer es un riesgo. 39 mujeres de diferentes edades y nacionalidades muertas a la fecha, a manos de padres, conyugues, parejas o amigos, y más de cien femicidios frustrados: de 16 años la más joven y 68 años la de mayor edad; de Biobío, Los Lagos, La Araucanía, Valparaíso, Santiago; enfermeras, bioquímicas, empleadas municipales, dueñas de casa, estudiantes, conductoras. ¿factor común? Ser mujer.
Hablar de este tema no es solo un asunto de mujeres. Le compete a todo grupo humano. Si bien las instituciones han ido cada vez con más fuerza generando protocolos de actuación y sanción, se requiere ante todo transformar el contexto cultural que hace posible que estos hechos ocurran. Sabemos que la sensibilización y la educación pueden generar importantes transformaciones y las universidades como centros de conocimiento y formación por excelencia tienen hoy, bajo la ley 21.369, la obligación de abordar la violencia de género que toma diferentes expresiones al interior de sus comunidades.
Pese a lo anterior, resulta preocupante y doloroso la falta de comprensión y conciencia de la magnitud del problema. La cultura machista –bien documentada científicamente- favorece las actitudes sexistas y la violencia hacia las personas que no cumplen con los modelos impuestos (mujeres, niñas, distintas masculinidades, grupos étnicos, entre otros) promoviendo el estigma, responsabilidad y la vergüenza de las víctimas.
En 2019, la OMS y ONU-Mujeres, publicaron RESPECT women, un marco para prevenir la violencia contra la mujer dirigido a las instancias normativas, donde se menciona la Creación de entornos propicios, así como el Cambio de actitudes, creencias y normas (OMS, 2023) para la erradicación de la violencia hacia los grupos más afectados; pues si bien las violaciones a los derechos humanos afectan a todas las personas sin distinción de género, la violencia a las mujeres se encuentra tan arraigada producto de la desigual distribución del poder, relaciones asimétricas y la desvalorización de lo femenino, que se debe continuar con la promoción de entornos respetuosos, sanos y equitativos.
Finalmente, el 25 de noviembre busca movilizar y concientizar en todo el mundo la visibilización de la violencia a las mujeres y su erradicación, para que ser mujer no sea un factor de riesgo.