opinión
Dra. Carmen Claudia Acuña Zúñiga
Mayo 9, 2023
Talentos ocultos es el nombre de una película -excelente, por cierto-, que muestra la historia de la matemática Katherine Johnson junto a sus amigas Dorothy Vaughan y Mary Jackson quienes, desafiando el status quode los años sesenta, contribuyen a la carrera espacial de la NASA. Tres mujeres que consiguen convertirse en las primeras afroamericanas en alcanzar metas hasta entonces consideradas imposibles.
En un segundo escenario, estamos ad portas de un 12 de mayo, fecha en que se celebra el día internacional de la mujer en las matemáticas, instancia en honor al nacimiento de la matemática iraní Maryam Mirzakhani, única en recibir la Medalla Fields (2014) por sus importantes aportes en el estudio de los espacios moduli de las superficies de Riemann.
¿Cuál es la relación entre ambos hechos? La primera, es una cinta que evidencia el aporte de las mujeres en un área altamente masculinizada, y la segunda busca inspirar, motivar y sacarlas de la sombre donde han estado habitualmente.
En los años noventa se acuña el término STEM (Science, Technology, Engineering y Mathematics) referidas al conjunto de disciplinas relacionadas a la ciencia, la tecnología, ingenierías y matemáticas, en las cuales las mujeres han tenido un ingreso más lento y complejo, producto de las concepciones culturales que han segregado las actividades, áreas de conocimiento y por extensión un mayor cuestionamiento a los desempeños en áreas consideradas no tradicionales.
De acuerdo con la UNESCO, el 35% de las mujeres cursan estudios en la enseñanza superior en las STEM mientras que, representan menos del 30% de investigadores científicos; cifra que, si bien en América Latina es el 45%, aún implica una subrepresentación (ONU Mujeres, 2023).
Finalmente, este 12 de mayo es una oportunidad para que los establecimientos educacionales, así como en las familias, efectúen acciones que busquen incentivar y fomentar en las matemáticas aquellos talentos femeninos que se encuentran ocultos. Pues tal como nos lo señala Farfán et al (2018) a pesar de que las actitudes y expectativas de las familias hacia las niñas en cuanto a sus capacidades se han ido modificando, las investigaciones muestran que diversos estereotipos de género, que se transmiten desde el entorno familiar, siguen obstaculizando el desarrollo del potencial de las niñas, perturbando su elección y desarrollo profesional.