opinión
Josselyn Águila Ulloa
Agosto 9, 2022
Desde tiempos inmemorables, las mujeres se han visto alejadas de los ámbitos de la ciencia, por influencia del patriarcalismo cultural, se les reservaba las tareas de crianza o de amas de casa, aunque los hombres y las mujeres tienen las mismas características de seres pensantes con cualidades a destacar. Al respecto, la neurocientífica Joel (2015 cit. en País, A. (2019 ) en su estudio muestra que hombres y mujeres son iguales en áreas que van desde habilidades intelectuales y emocionales hasta características de personalidad e intereses. Aun así, hasta el día de hoy existe inequidad en la mujer en la educación, sobre todo en el área de las ciencias.
En el mundo de las ciencias existe una segregación vertical, en este caso los hombres y las mujeres ocupan categorías diferentes en un mismo trabajo, donde el hombre está en una jerarquía más alta, como se puede apreciar en el informe de la Unión Europea (She Figures, 2009) en que solo el 11% de las cátedras están ocupadas por mujeres; sumando también que solo el 13% de las instituciones universitarias están dirigidas por mujeres, lo cual se puede distinguir una baja representación de las mujeres en algún puesto de responsabilidad, tanto en las ciencias como en lo laboral.
Las mujeres a lo largo de la historia han tenido poco reconocimiento en el mundo científico, a diferencias de los hombres, lo que se puede ver en los premios nobel. Según datos del Premio Nobel, casi el 94% de los premios han sido para hombres (888) y solo el 6% han sido entregadas a mujeres (59), pero solo 23 mujeres han ganado el premio nobel en las ciencias. Algunos científicos se han dado cuenta de la inequidad que sufre la mujer en la ciencia, ya que en el año 2018, Göran K. Hansson (secretario general de la Real Academia de Ciencias de Suecia) envió una carta para los científicos, que abogaba por mayor inclusión en el otorgamiento de tan alto reconocimiento(Carrera, A. Maqueda, A. Pita, C. 2021).
Por otra parte, a las mujeres se les facilita, dominan y prefieren más las áreas humanistas que las científicas, Bordón de la Universidad Alberto Hurtado y Canals del CIAE en el año 2018 (Mizala, 2018) observaron las preferencias de los estudiantes en el proceso de selección universitaria y se pudo evidenciar que las mujeres prefieren carreras más feminizadas, como educación, ciencias sociales, humanidades, entre otras. Sin embargo, esto es un problema que proviene de la prebásica, porque de acuerdo con lo que nos indica el Ministerio de Cultura (S.F), las actividades a las mujeres se les potencia más en las manualidades y escrituras, y para poder solucionar esto, se debería hacer un cambio a nivel del currículum nacional para que se vaya cambiando la mentalidad (Pons , O., Calvet , M. D., Tura , M., & Muñoz , C. , 2013).
Al respecto, hay estudios que desde el nivel preescolar, de 5 años, existen estereotipos sobre el dominio matemático; es decir, no basta con cambios curriculares desde la ed. Básica, sino que es necesario reeducar a padres y madres, adultos y jóvenes que tienen fuertemente arraigado el estereotipo de Matemática como tarea humana masculina, idea que mantienen en sus descendientes, lo que se acentúa en preescolares más pobres (Del Rio, Strasser y Susperreguy, 2016). Situación que también se da en Ciencias.
En conclusión, en la actualidad persiste la inequidad en la educación, sobre todo en el área científica, ya que hay una segregación vertical que impide que las mujeres puedan resaltar en esta área, cuesta que se consideren sus aportes. Se requiere de cambios en la cultura escolar, en la mentalidad de madres y padres y en formación