Campus
Catherine Pincheira Baeza
Mayo 30, 2025
Convivencia, comunicación y comunidad fueron los ejes que marcaron dos jornadas de talleres desarrolladas en el hogar de estudiantes del Campus Los Ángeles de la Universidad de Concepción, una instancia que surgió como una respuesta a necesidades concretas levantadas desde la Dirección de Servicios Estudiantiles (DISE) y que se tradujo en una experiencia enriquecedora tanto para las participantes como para el equipo a cargo.
La actividad fue liderada por la mediadora universitaria Cecilia Bustos, con apoyo de la dupla de estudiantes en práctica profesional de Psicología Comunitaria, Rocío Silva y su compañera Carla Carrasco. La iniciativa tuvo como propósito central fortalecer las habilidades de convivencia entre las residentes, a través del diálogo, la identificación de conflictos y la creación colectiva de normas de relación.
“La necesidad de hacer un acompañamiento a las residentes del hogar es algo que me planteó la gente del campus, la directora de la DISE, el subdirector. Paralelamente, a mí me había tocado atender casos en mediación universitaria que involucraban a algunas estudiantes residentes. El diagnóstico era claro: era necesario trabajar alguna estrategia de prevención con ellas”, explicó Cecilia Bustos.
El trabajo tomó forma este 2024 gracias al apoyo de estudiantes en práctica, lo que permitió diseñar una intervención concreta. “Lo que hicimos fue diseñar un taller. Nos coordinamos con la DISE, con la delegada del hogar y fijamos sesiones que se ajustaran a los horarios más accesibles para ellas, considerando la carga académica y prácticas clínicas que muchas enfrentan”, detalló.
El primer taller, realizado el jueves 8 de mayo, se centró en identificar los principales conflictos que viven las estudiantes en su convivencia diaria. El segundo jueves, se enfocó en habilidades como la comunicación asertiva, la construcción colaborativa de normas y el fortalecimiento de los vínculos.
“En mi perspectiva, la verdad es que me gustó bastante el taller, siento que fue bastante completo. Se dio la oportunidad de dialogar, algo que intentamos hacer como delegadas, pero que muchas veces no se puede. Fue un momento cómodo, cálido. Nada mejor que hacerlo en la once, porque se siente más cercano”, expresó Fernanda Ortiz, residente del hogar y participante del taller.
Fernanda valoró también el espacio para conocerse más allá de las rutinas diarias: “Aunque estemos viviendo juntas, no siempre sabemos con quién vivimos. Fue lindo empezar a conocer un poco más a las compañeras”.
Desde la práctica de psicología comunitaria, Rocío Silva entregó una evaluación positiva de la experiencia: “En ambos talleres nos recibieron con una disposición muy amable. Logramos que más del 50% de las residentes participaran, lo que ya es un éxito si consideramos lo difícil que es incentivar la participación en la universidad”.
Las actividades permitieron a las estudiantes identificar y abordar sus propios conflictos, crear un acta de compromisos escrita por ellas mismas, y fortalecer su percepción como parte activa y valiosa de la comunidad universitaria. “Se generó un ambiente mucho más cohesionado, cercano y colaborativo. También se promovió la idea de que ellas mismas pueden generar soluciones a las situaciones que enfrentan en el hogar”, agregó Rocío.
Para Cecilia Bustos, la experiencia demuestra el valor de una intervención preventiva y participativa: “Nos vinimos muy contentas. Las estudiantes tenían muy buena disposición, y quedó claro que hay una necesidad sentida de mayor acompañamiento. Es posible contribuir a que tengan una mejor experiencia en su paso por la residencia universitaria”.
Como cierre del proceso, se proyecta una reunión con las autoridades del campus para compartir los resultados del taller y explorar futuras estrategias de acompañamiento para las estudiantes residentes.