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Valentina Balboa Torres
Agosto 6, 2025
Entre los años 2021 y 2024 el consumo per cápita de miel en nuestro país aumentó en un 11,92%, según la Federación Red Apícola Nacional F.G. Esto, considerando que en nuestro país hay más de 11.000 apicultores, de los cuales más de 1.400 son de la Región del Biobío.
Este alimento, altamente conocido por la población, entrega una gran variedad de beneficios para el organismo, tales como presencia de vitaminas, azúcares de buena calidad, enzimas y minerales. Pero no solo eso, ya que también tiene potencialidades desde el punto de vista antibacteriano y antimicrobiano, siendo usada incluso en tratamientos dérmicos.
De lo anterior sabe a cabalidad el Dr. Mauricio Rondanelli Reyes, quien hace más de 30 años integra el Campus Los Ángeles de la Universidad de Concepción, y quien, además, ha dedicado los últimos 10 años al estudio de la miel.
Las investigaciones que ha realizado han sido en el Laboratorio de Palinología y Ecología Vegetal, espacio que también lidera. En este lugar, y en colaboración con el equipo interdisciplinario que lo acompaña, se han realizado importantes aportes al gremio.
Actualmente, junto con el ingeniero en biotecnología vegetal, Iván Lamas, están trabajando con las mieles que ya han tipificado, como la miel de quillay de Yumbel, y la miel de guindo santo de Alto Biobío, y con algunas mieles multiflorales de la comuna de Santa Bárbara. “Hemos tomado estas mieles que ya estudiamos, que certificamos y que contamos con su composición polínica y conocemos sus parámetros fisicoquímicos, y estamos abocados ahora a entrar en los estudios de las determinaciones de actividad biológica. Capacidad antioxidante, actividad enzimática, capacidad antimicrobiana o antibacteriana”, afirmó el biólogo.
Esta labor ha significado generar lazos con entidades y apicultores locales, lo que ha permitido que incluso, el también botánico y palinólogo, se haya sumado en representación del laboratorio a diferentes encuentros nacionales.
“Desde el año 2018 como especialista formo parte de la Mesa Apícola Regional del Biobío. Posteriormente, en el año 2020, fui invitado a participar de la Comisión Nacional Apícola del Ministerio de Agricultura, en donde soy miembro hasta el día de hoy. Me tocó participar en la elaboración de la actual Ley Apícola de Chile, como voz de la academia junto con otros colegas de otras universidades. Y a partir de este año también formo parte de la Mesa de Apicultores de la Provincia de Biobío”, relató el académico.
Más allá de la miel
Este 6 de agosto relevamos que la miel es buen alimento. Sin embargo, el académico afirma que la función de sus investigaciones tiene relación con entregarle a la sociedad más información sobre esta dulce sustancia.
Alguna de esas nociones tienen relación con el origen del producto, afirmando Rondanelli que “la hipótesis basal de todo estudio es que, si tenemos una planta que tiene ciertas propiedades biológicas, estas propiedades biológicas debieran ser transferidas a la miel, y efectivamente los análisis demuestran que en la gran mayoría de los casos en las mieles que hemos estudiado hasta ahora existe una transferencia de ciertas propiedades biológicas, y por supuesto también esto se ve reflejado en el color de la miel, la densidad, y cuando hacemos los análisis de polen se va a ver reflejado en la composición floral”.
Por lo anterior, disfrutar de una miel de Quillay de Yumbel, no será la misma experiencia que la ofrecida por una miel del mismo árbol, pero de Aconcagua, ya que los granos de pólenes secundarios que acompañan al polen principal, de quillay, son diferentes. En resumen, cada miel representa además la flora de la región en la que fue producida, es decir, su origen geográfico.
El trabajo tiene además un trasfondo, y dice relación con lo necesario que es para la sociedad el saber de este tema, “sobre todo en este tiempo en donde el cambio climático les está jugando a las abejas una muy mala pasada, porque como ha cambiado el clima, cambian las floraciones, y si cambian las floraciones, cambia la dieta de la abeja. La abeja no entiende lo que está pasando entonces ya no puede producir lo mismo, tiene que elegir otro tipo de alimentos, en algunos casos unos que no le hacen tan bien”, afirmó.
Cuidado mutuo
Las abejas, al producir la miel, aportan a quienes la consumen los beneficios anteriormente dichos. Y desde allí, se le planteó al profesional del área la interrogante de cómo poder responder a aquello.
“Creo que el mejor cuidado a las abejas es que plantemos plantas con flores” afirmó Rondanelli, y considerando que cerca del 80% de los frutos provienen de la polinización, el abanico de opciones es bastante amplio.
Luego, precisó la importancia de “evitar y tener la mayor precaución con el uso de pesticidas, ya que estos son nocivos para la producción melífera porque son nocivos para las abejas”.
Y, finalmente, invitó a “apoyar la apicultura local, quedarnos con lo nuestro, comprar a nuestros apicultores, recorrer nuestra tierra, la Provincia de Biobío. En la precordillera, en cordillera, en costa, tenemos apicultores locales, pequeñas pymes y para nosotros es la posibilidad de acceder a un producto natural”.
De esta forma, el académico e investigador también invitó a la comunidad a mantenerse conectada con el trabajo que realizan en el Campus Los Ángeles, recordando que periódicamente se realizan actividades para que las personas puedan acercarse a estos estudios, conocer más de ellos y de las mieles producidas en la zona, que son muchas de ellas, únicas en el mundo.