opinión
Dra. Carmen Claudia Acuña Zúñiga
Marzo 5, 2024
Así como Eloísa Diaz, quien en 1892 se convirtió en médico o Griselda Hinojosa la primera químico farmacéutica graduada en 1899, miles de jóvenes chilenas entran esta semana a las universidades de nuestro país para comenzar su recorrido por la educación superior, tema no menor si consideramos que laincorporación femenina al mundo universitario fue muy lenta y no estuvo exenta de conflictos: el ingreso así como el ejercicio de la profesión docente estuvo prohibido para ellas en el algún momento de la historia.
Colther (2022) señala que la apertura de las universidades a la participación de las mujeres -como estudiantes y/o académicas-, comienza a principios de 1800, en Estados Unidos, y en otros países, y estuvo enmarcado en un contexto de crecientes reclamos y de luchas feministas por la igualdad de derechos de ambos sexos y, cuyos argumentos para esta limitación estaban basados en creencias y estereotipos arraigados culturalmente que impedía el acceso a la generación y transmisión de un conocimiento formal.
Es así como en 1957 existían ya ocho universidades chilenas que contaban con una matrícula total de 20.440 estudiantes; de este total, un 36% correspondía a mujeres, porcentaje que progresivamente aumenta lo largo de las décadas, y ya en 1974 se contaba una matrícula total de 145 029 estudiantes, de los que 41.5 % eran mujeres (Aragonés, 1978)
La formación en la educación superior de las niñas ha tenido un avance incuestionable en nuestro país, observando entre otros aspectos, carreras donde aventajan a los hombres en matrícula. Sin embargo, el Informe de Brechas de Género en la Educación Superior 2022, que es elaborado por el Servicio de Información de Educación Superior (SIES) menciona que, en cuanto a áreas de conocimiento, hay una brecha favorable en el área de Salud, Educación y Ciencias Sociales pero desfavorable en las áreas de Tecnología y Ciencias Básicas, constituyéndose este en uno de los puntos que requiere atención.
Pese a los desafíos pendientes en la educación superior en materia de género, como el mencionado más arriba, esta semana miles de estudiantes llenas de esperanza inician su camino de formación y que en parte gracias a esas primeras mujeres que dieron la lucha en el siglo XIX para ingresar a la universidad, podrán desarrollar capacidades y talentos en las diversas áreas del conocimiento; hecho que conmemoramos en un nuevo día internacional de la mujer.