opinión
Leyla Bascur Contreras
Septiembre 6, 2022
Según los datos que entrega el departamento de Salud Mental DIPRECE, Subsecretaría de Salud Pública MINSAL, la prevalencia indica que uno de cada 54 niños, niñas y adolescentes de nuestro país presenta Trastorno Espectro Autista, por lo que existe una pronta necesidad y realidad por abordar, específicamente de los estudiantes que presentan este diagnóstico dentro las aulas de clases común.
Asimismo, Chile es el tercer país con mayor porcentaje de diagnóstico a nivel mundial, existiendo un elevado énfasis en la necesidad de una detección temprana, intervención temprana e intervención clínica especializada, centrado en la neuro plasticidad, y como la experiencia relacional diseñada para elevar la atención social, la comunicación y el compromiso afectivo puede ir modificando secundariamente el desarrollo y funcionamiento cerebral que está a la base.
En dos décadas más la proyección de diagnósticos según estudios, superará el 20 por ciento de la población total, sobre todo considerando que hoy en día existen más profesionales especializados en el tema y pruebas estandarizadas para poder llevar a cabo un diagnóstico certero, considerando que es un espectro.
Lo más probable y seguro es que un docente se va a encontrar con más de algún estudiante dentro de sus aulas con el diagnóstico, por lo que debe tener un mínimo de conocimientos y en lo posible manejo de estrategias metodológicas para ser aplicadas en el proceso de enseñanza aprendizaje.
El TEA se considera una discapacidad invisible, por lo que, como sociedad debemos tener conciencia de que podemos estar al lado de una persona con el diagnóstico o algún familiar y al no ser una discapacidad visible, se pueden confundir algunas actitudes como anormales dentro del común de la sociedad, incluso en más de alguna ocasión se les ha mal diagnosticado (bipolaridad- esquizofrenia).
Se comienza a utilizar el concepto de Condición o Trastorno del Espectro Autista poniendo énfasis en que no es una enfermedad como tal, no sólo por la ausencia de marcadores biológicos, sino más bien porque en sentido estricto es un conjunto de síntomas a los cuales se puede asociar muy distintos trastornos neurobiológicos y niveles intelectuales variados. En cada persona se observa variaciones en el grado e intensidad de la afectación.
En la provincia de Biobío ha habido un aumento exponencial de niñas y niños diagnosticados TEA, por lo que la Unidad de Educación Continua puso a disposición de los catorce Daem un curso que entrega ante la necesidad de inclusión educacional las herramientas y estrategias metodológicas de atención en el aula, con un diferenciador importante: sumando a padres y apoderados, primer agente educativo de los niños que necesita saber más y compartir sus experiencias con otras familias en las mismas condiciones.
La invitación está abierta a profundizar respecto a este tema con un apoyo profesional y fundamentado en la academia.